Indumentaria fragatina
Asociación de Amigos y Vecinos del Casco Histórico de Fraga
A diferencia de lo que sucedía en el resto de nuestro país, muchas mujeres fragatinas seguían vistiendo el traje tradicional cerca ya del último cuarto del siglo XX, manteniendo vivas sus costumbres, alejadas de las nuevas modas que llegaban hasta el municipio y que sí habían empezado a ser acogidas por las más jóvenes durante la primera mitad del siglo. Estas mujeres que seguían vistiendo a la manera tradicional, adquirieron un nombre propio: “Les dones de faldetes”. Y es que tenían gran peso en la sociedad fragatina, causando gran sensación también cuando se desplazaban fuera de la ciudad.
Este hecho es todavía más reseñable si se tiene en cuenta que Fraga es una localidad con muy buenas comunicaciones, sobretodo con el resto de Aragón y también con Cataluña, y por tanto no quedaba aislado de las nuevas modas que se extendían a lo largo de España. Como se puede apreciar, la decisión de continuar llevando estos trajes tradicionales fue propia, ya que estas vestimentas formaban parte de su cultura y eran reflejo de su identidad, de la que estaban completamente orgullosas, como también orgullosos se sienten de ella hoy en día los fragatinos, quienes gracias a estas mujeres pueden presumir de disponer de un rico patrimonio cultural y social.
Estas “dones de faldetes” han hecho posible que todo este bagaje cultural haya llegado hasta nuestros días, ya que fueron ellas las encargadas de transmitir de forma oral todos sus conocimientos y enseñanzas al resto de los miembros de las familias, siendo un nexo vital para todas ellas.
Desde su juventud, estas mujeres se encargaban de guardar todas sus pertenencias dentro de baúles, y estos ajuares, cuya calidad variaba en función de las posibilidades económicas de cada familia, eran entregados a sus hijas, mostrándoles de este modo cómo vivían, haciéndolas partícipes de sus tradiciones. De este modo ha sido posible que gran parte de sus prendas hayan llegado hasta nosotros sin haber perdido su extraordinaria calidad.
El trabajo agrícola seguía rigiendo el modo de vida fragatino y por tanto también su modo de vestir, siendo a mitad del siglo XIX cuando el traje fragatino, en vez de desaparecer, termina de coger forma, generalizándose así también sus diversos tipos.
¿SABÍAS QUÉ...?
La indumentaria que vestían era la misma para todas las etapas de su vida, por lo que debían intentar hacerse con prendas para diferentes ocasiones: uso diario, uso festivo, traje de luto, etc. Esto ocurría tanto en el caso de las mujeres como en el de los hombres.
Ildefonso San Agustín, 1924. Fototeca DPH.
Indumentaria fragatina.
Traje de percal
Traje de uso diario.
El traje de percal o de “llauradora” era usado de diario, para trabajar. Los elementos que lo componen son menos que los del traje de novia y las faldas se reducen a 5 (desaparecen las faldetas amarillas o de muletón y las sobreenaguas). Los tejidos escogidos para él no serán tan lujosos. El mantón de Manila será sustituido por otros como el "Mocadó de Gall", de crespón, de lana, entre otros.
El pañuelo o para el traje de diario de invierno solía elaborarse en lana fina de merino en fondo negro. Puede ser bordado en vivos colores. Se colocaba de la misma forma que el de Manila, doblado en diagonal.
el pañuelo
El delantal lleva bolsillos y protege la faldeta. Este se confecciona en las mismas tonalidades de la faldeta de percal pero con un estampado que los diferencie a ambos.
el delantal
La faldeta de percal suele estar confeccionada en tonos morados como las tonalidades del vino, los granates, etc. y siempre con estampados muy variados que van desde formas más figurativas como las flores hasta formas más geométricas.
la faldeta de percal
En el caso del jubón o “gipó”, que se superpondrá sobre la camisa, será de color negro y sustentado con una goma en el antebrazo.
el jubón
las alpargatas
Los zapatos de diario eran las alpargatas blancas o las zapatillas negras, un calzado popular muy práctico y económico, realizado con suela de esparto o cáñamo. Se portaban especialmente para realizar las labores del campo.
Las piezas que componen el traje masculino de diario son similares a las que conforman el traje de novio, aunque el número de prendas es inferior y éstas suelen ser de menor calidad debido a la función y la labor que desempeñaban con ellas puestas.
Traje de diario masculino
En el caso del traje de faena las telas elegidas son de menor calidad, como el paño o el algodón. El único ornamento que encontramos en esta pieza de diario es la abotonadura.
el chaleco
Se elaboraban en pana y colores oscuros para el invierno, mientras que en los meses de verano se utilizaban tejidos frescos y colores claros.
los calzones o "valons"
Servía de abrigo en los días fríos y de protección para las tareas del campo. En el caso del de faenar, el tejido utilizado para su confección era el paño o el algodón.
la faja o "cintó"
Este traje está formado principalmente por la ropa interior, es decir, los calzoncillos y la camisa que usualmente estaban confeccionadas en cáñamo del país.
la camisa
las alpargatas
No pueden faltar las calcillas de color blanco, ni los zapatos. Los elegidos en este caso son las alpargatas o ”espartenyes”, mucho más cómodas y comunes que los utilizados para los festivos.
Pero no todas las fragatinas y fragatinos vestían con el traje típico, algunos lo hacían a la moda "moderna", sobretodo los más jóvenes. Poco a poco los trajes de faldetas pasaron a convivir con las nuevas modas que iban llegando a la ciudad.
Galería de retratos de fragatinos y fragatinas. Fotografías cedidas por las familias Vera Cuadrado, Casas Mestres, Español Casas, Cal Polonio y Compañía, Corbella Román, Marina Quibus Javi Labat y Marga Casas.
El ajuar
La herencia de una familia
Todas estas telas, junto a otros accesorios, eran guardadas a modo de ajuar en baúles, hechos en madera y adornados según la posición social de cada familia.
Las familias acomodadas podían albergar en sus alcobas ropa fina y encajes, un baúl con ropa abundante y un colchón de lana. Por el contrario, en las casas humildes, los colchones eran de mafia o “pallerofa”, las diversas ropas que adornaban el lugar eran austeras y los baúles tenían un contenido más bien pobre.
En los ajuares para los novios se invertía todo el dinero que permitiera la economía de cada familia. El día de la boda, estos eran expuestos en la casa. Todas las piezas del ajuar eran marcadas con las iniciales de los novios. Así, en caso de que alguno de los dos falleciera y no hubieran tenido descendencia, las piezas eran devueltas a sus lugares de origen. Y es que tanto en las capitulaciones matrimoniales como en los testamentos, se anotaban de forma minuciosa todos los bienes donados, así como el origen de los mismos.
Fragatina vestida de novia o de mudar.
Familia Vera Cuadrado.
Pero con el estallido de la Guerra Civil muchas familias tuvieron que aprender a sobrevivir con escasos recursos. Es por ello que muchas de las prendas tuvieron que utilizarse al máximo, transformándolas en otras nuevas como colchas, mantas, e incluso pañales. Sólo los trajes de mayor valor permanecieron intactos. Pero además, se debe tener en cuenta que durante el transcurso del conflicto bélico, se llevaron a cabo numerosos robos y saqueos y, en algunas ocasiones, fueron los propios familiares quienes se veían obligados a vender su patrimonio para satisfacer sus necesidades. Los pocos trajes que en esos momentos quedaban completos eran heredados por varias hijas y por tanto las prendas y joyas se separaban.
Pero una vez se consiguió dejar atrás el conflicto bélico y la postguerra, el bienestar económico y social permitió que resurgiera el interés por la cultura y el patrimonio propio de los fragatinos, devolviéndoles a “les dones de faldetes” la importancia que se merecen.
Esta página de nuestro álbum se ha nutrido de los conocimientos y del libro Fraga. Rica en indumentaria tradicional de Rosita Hernández así como de los relatos orales de Manolita Labrador.