Mujer lavando en el río Cinca. Ricardo Compairé.
Fondo R. Compairé. Fototeca DPH.
Puente de hierro de Fraga. REF 49349.
Realizada por Gonzalo de Reparaz Ruiz, en 1930 y decida por el Institut Cartogràfic de Catalunya. ICGC.
Sin duda alguna, la ciudad de Fraga no sería la misma sin su río, un río que ha hecho de las tierras fragatinas unas de las más fértiles de Aragón y ha permitido a la población seguir creciendo en sus dos márgenes. Pero hasta llegar a nuestro municipio, el río Cinca atraviesa muchos otros lugares.
Nace en Monte Perdido y, en su curso por el Alto Pirineo, recorre al valle de Pineta recibiendo abundantes aguas, sobre todo de su afluente el río Ara. Cuando llega al Somontano, la pendiente del Cinca desciende y su cauce se ensancha considerablemente, lo que da lugar a terrenos más fértiles para el cultivo. Además, las características de esta zona han permitido la construcción de presas y embalses como el de Mediano o el del Grado.
En su tercer tramo, el Cinca llega a Monzón, donde su lecho se dilata de nuevo y sus aguas se apaciguan. Desde aquí, las rutas hacia Fraga se bifurcan siguiendo ambas márgenes del río. A su paso por el municipio fragatino, crea una amplia franja de cultivo que se ve favorecida por una extensa red de acequias.
RF.49361 Gonzalo de Reparaz Ruiz (1930)
Institut Cartogràfic i geològic de Catalunya. ICGC
¿SABÍAS QUe...?
Hasta el diseño del puente sólido, las Mazas eran utilizadas para la construcción de puentes provisionales. Estas se convirtieron en símbolo de fuerza y constancia. Una de estas mazas se puede ver todavía en el antiguo Ayuntamiento de la Plaza España.
La Maza de Fraga. RF.49427
Gonzalo de Reparaz Ruiz (1930)
Institut Cartogràfic i geològic de Catalunya. ICGC
Y es que fue precisamente el río Cinca lo que atrajo a los primeros pobladores hasta nuestras tierras, en las que se han encontrado abundantes restos de la Edad de Bronce. Pero serán los íberos, que adoptarán el nombre de “Ilergetes”, los primeros que aparezcan documentados en las fuentes clásicas. Estos se extenderán desde Huesca hasta el Ebro y llegarán a Fraga, al parecer, en el año 72 d. C. Estos ilergetes, ya romanizados debido a la influencia de Julio César desde el año 49 a. C., irán construyendo asentamientos agrícolas en torno a la calzada romana y utilizarán el rio Cinca para la pesca, pero no para el riego.
Serán los árabes quienes abran la acequia conocida posteriormente como “la de Abajo”, “Mayor” o “Vieja”, y también la primitiva red de riegos que ha perdurado hasta hoy en día.
REF.49335 y 49335. Gonzalo de Reparaz Ruiz (1930)
Institut Cartogràfic i geològic de Catalunya. ICGC
Pero, además de asegurar la fertilidad de las tierras fragatinas, el río suponía también una barrera natural que no siempre era fácil cruzar. Para ello fue necesaria la construcción de barcas y puentes provisionales, incluso se tiene noticia de un puente de piedra. Pero no será hasta 1883 cuando Fraga cuente con su primer puente sólido hecho de hierro y argamasa, permitiendo a los habitantes del lugar cruzar de un margen a otro.
El puente de hierro
El conocido como "puente de hierro" o "pont de ferro" fue, como decimos, el primer puente macizo de nuestra ciudad. En su construcción fue vital la participación de cuatro nombres: el ingeniero y diputado por Fraga Eugenio Barrón, el ingeniero Joaquín Pano, el alcalde de la ciudad D. Manuel Aladrén y Guillén, y la empresa “La Máquina Terrestre y Marítima” de Barcelona.
El 29 de noviembre de 1879, a las diez de la noche, el Cinca se llevó el último puente de madera provisional. Esto conllevó que el alcalde D. Manuel Aladrén y Guilllén, que había sido elegido ese mismo año, acelerara la puesta en marcha de un proyecto ideado por el ingeniero Joaquín Pano y prometido en las elecciones por el diputado y también ingeniero Eugenio Barrón.
Álbum fotográfico del puente de hierro.
Imágenes de Ricardo Compairé. Fototeca DPH y de la Asociación Amigos y Vecinos del Casco Histórico de Fraga.
El proyecto presentado por el Sr. Pano a la Dirección General de Obras Públicas de Madrid, fue devuelto para que se realizaran algunos cambios, como el de sustituir el pavimento de madera que se había utilizado en la construcción de los puentes anteriores por otro de piedra machacada. El 30 de noviembre ya estaba reformado, y sólo faltaba decidir cual iba a ser su emplazamiento. Finalmente, se concluyó no alejarlo del centro de la población, facilitando de este modo el acceso a la huerta. Además, se pensó que sería lo más adecuado en el caso de que se produjera la ampliación de la ciudad.
La Segunda Revolución Industrial trajo consigo importantes innovaciones técnicas y científicas que cambiaron, entre otros, las construcciones de hierro. Estos avances permitieron que el puente proyectado en Fraga, con su armazón de hierro, se convierta en un símbolo de la moderna ingeniería del momento. Además, el puente contaría también con dos portaladas para la entrada y salida del mismo.
El puente iba a tener una longitud de 231 metros, divididos en cinco tramos, cada uno de 46 metros de luz. Su amplitud sería de 6,60 metros, en los que se incluían dos aceras de 0,80 metros de ancho cada una, protegidas contra los golpes de los carros. Para su construcción, se emplearon casi 646 toneladas de hierro. También se utilizó piedra de las canteras cercanas y piedra machacada, sobretodo de los cantos rodados del río.
Grupo de amigos en río Cinca.
Cedida por Asociación Amigos y Vecinos del Casco Histórico.
El 5 de mayo de 1882 falleció D. Eugenio Barrón de manera imprevista y en Fraga se llevaron a cabo importantes homenajes. Entre ellos, se le dedicó la mejor plaza del municipio, la del Segoñé, y fue a partir de entonces cuando tomó el sobrenombre de Paseo Barrón.
Finalmente, el puente se inauguró el 28 de octubre de 1883 y, para conmemorar tan importante hecho histórico para los fragatinos, se declararon tres días festivos. El puente permitía a los campesinos transitar hasta la huerta y además supuso un gran avance para el comercio nacional y para la propia expansión urbanística de Fraga. Las periódicas avenidas del río fueron soportadas por el nuevo puente macizo. Su estabilidad permitió aumentar los cultivos, por lo que la agricultura se hizo más intensiva y extensiva.
Pero este puente, símbolo de una ciudad que despertada de su empobrecimiento, tanto económico como cultural, llegó a su fin con uno de los conflictos más oscuros de nuestra historia reciente: La Guerra Civil.
¿SABÍAS QUe...?
Don Joaquín de Pano y Ruata (1849-1919) fue uno de los ingenieros, de origen aragonés, que difundieron y renovaron en nuestro país la técnica para la construcción de los puentes parabólicos de estructura metálica.
Si quieres conocer más sobre su obra, haz click en este artículo de Pilar Biel en la revista Artigrama:
Joaquín de Pano y Ruata.
Fuente: Revista Artigrama.
Puente de hierro de Fraga. Ricardo Compairé. Fondo R. Compairé. Fototeca DPH
LA DESTRUCCIÓN DEL “PONT DE FERRO”
A pesar de que el puente de hierro fue capaz de aguantar estoicamente todas las avenidas de agua que se fueron sucediendo entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, poco pudo hacer contra las bombas que lo dinamitaron el 27 de marzo de 1938, una solución tomada por el bando republicano para intentar frenar el rápido avance del bando nacional, que intentaba entrar en Cataluña desde Aragón, dentro del contexto de la Guerra Civil Española.
Y es que la 150ª División del General Yagüe, cumpliendo las órdenes del Cuartel del General Franco, había avanzado hacia Fraga con 60 carros y 160 aviones de apoyo, iniciando un bombardeo sobre la ciudad, aunque este no incluía la destrucción del puente.
Intentando parar el ataque, los dinamiteros del Bando Republicano echaron el puente abajo. El estruendo de la explosión, que se produjo sobre las cinco de la tarde, retumbó en toda la Ribera del Cinca, suponiendo, de nuevo, un gran retroceso para los fragatinos. Estos, al igual que el resto de ciudadanos de nuestro país, tuvieron que aprender a vivir con las consecuencias que la Guerra Civil trajo consigo.
Puente de hierro de Fraga destruido.
José Oltra Mera. Fototeca DPH.
mÁs sobre la guerra civil en fraga
Si quieres saber más sobre los acontecimientos que tuvieron lugar en Fraga durante la Guerra Civil, no dejes de visitar los siguientes enlaces de la BIBLIOTECA DIGITAL HISPÁNICA (Biblioteca Nacional de España), con fotografías realizadas por los fotógrafos Campúa, Robert Capa o Quiroga y Losada.
¿Sabías que...?
Desde el año 1924 muchos domicilios contaban ya con agua corriente, y a partir de 1931 hubo fuentes públicas en la ciudad, lo que dio lugar a que la figura de las aguadoras fuera desapareciendo con el paso del tiempo. Hasta 1924, la única agua que se consumía en Fraga provenía del río, y eran estas mujeres quienes bajaban hasta él para llenar sus cántaros y cargarlos sobre sus cabezas hasta llegar a sus casas. Ricardo del Arco lo describe muy bien en estas líneas de su libro “Historia de la ciudad de Fraga” de 1951:
Domina, sí, el abigarrado caserío que se amontona como en promontorios; y el pretil, muelle que finge la fantasía, contiene el avance ciudadano por aquella parte. Hasta allí llegan las fragatinas a llenar los cántaros, nuevas samaritanas; y con ellos en la cabeza, suben por las calles empinadas y resbaladizas; cruzan pasadizos y salvan escaleras sin perder ese ritmo eterno, esa bizarría ciertamente oriental, que seduce a quien por vez primera llega a Fraga.
Las imágenes de las aguadoras desaparecerían definitivamente de la historia local con el abastecimiento completo de agua potable, los contadores de aguas y los depósitos urbanos en el barrio de las Atarazanas que quedaron impermeabilizados en 1969.
Estas páginas de nuestro álbum recuerdan a las mujeres que iban a buscar agua al río, les aiguadores.
Fotografías de Josep Salvany i Blanch (Memoria Digital de Cataluña), de Ricardo Compairé (Fototeca DPH), de la Familia Cuyàs (Institut Cartogràfic i geològic de Catalunya), el Arxiu Mas y la Asociación Amigos y Vecinos del Casco Histórico de Fraga.
El río Cinca, además de ser el escenario de las aguadoras, lo era también de quienes se acercaban a lavar sus prendas. En esta entrevista, Josefa Casas Mayora nos explica cómo era testigo de ambas actividades mientras acompañaba a su madre al río.
Estas páginas de nuestro álbum recuerdan a las mujeres que iban a lavar sus prendas al río.
Fotografías deJosé Galiay Sarañana (Archivo Histórico Provincial de Zaragoza), de Gonzálo de Reparaz Ruiz (Institut Cartogràfic i geològic de Catalunya. ICGC.),y del Arxiu Mas.
No será hasta 1941 cuando se apruebe el proyecto de un nuevo puente macizo para la ciudad de Fraga. Ese mismo año empezó a trabajarse ya en el puente de la Nacional, que fue finalizado por la Empresa “Cubiertas y Tejados” el 5 de mayo de 1944. El nuevo puente tendrá una longitud total de 293 metros.
Mientras se construía este puente, el alcalde D. Damián Rodríguez Fernández, solicitó a Obras públicas la construcción de un segundo puente, el puente de “Abajo”, pero la respuesta fue negativa. Este segundo puente no se hará realidad hasta pasada más de una década. Finalmente, tras una serie de contratos y rescisiones, se adjudicó el contrato definitivo a la empresa “Construcciones Llagostera S.A.” en 1956. El puente no se terminó hasta 1959, siendo inaugurado el 16 de julio.
En estas páginas del álbum se muestra el puente nuevo de Fraga.
Cedida por la familia Cuyas (del fondo Institut Cartogràfic i geològic de Catalunya), la familia Cal Polonio y compañía y por la Asociación Amigos y Vecinos del Casco Histórico de Fraga.
¿Sabías que...?
En el año 1982 tuvo lugar en Fraga una riada una gran avenida de agua que pudo ser soportada por los puentes sin ningún tipo de problema, al contrario de lo que había sucedido tantas otras veces a lo largo de la historia de los fragatinos. Esta riada ocasionó grandes desperfectos en la ciudad y su recuerdo perdura en la memoria de muchos de los habitantes de Fraga.
Riada de 1982 en Fraga.
Fuente: yocamtv
Las páginas de este álbum se han nutrido del libro “Fraga y el Cinca: sus puentes y sus barcas” escrito por Joaquín Salleras y Ramón Espinosa.